Influencia Pin Up en la II Guerra Mundial.

                                                                                                          
Antes de que el general MacArthur comentara el fenómeno de las 'pin-ups' citando el apoyo que estas imágenes suponían para sus hombres otros habían descubierto las propiedades 'terapéuticas' que ciertas imágenes tenían para sus mentes ya que fueron creadas por los ilustradores mas creativos de las revistas americanas, con motivo de subir la moral a las tropas que luchaban en Europa o el Pacifico. Fueron aquellos muchachos que regresaban de las trincheras de la Primera Guerra Mundial los que importaron a Norteamérica unas postales 'risqué' francesas protagonizadas por muchachas galas e italianas que posaban desnudas o en posturas provocativas.



"Las empresas norteamericanas de calendarios empezaron entonces a producir a gran escala 'pin-ups' basadas en estas nuevas imágenes libertadoras importadas de Europa. Estas versiones norteamericanas de la fémina europea liberada, que se llamarían 'flappers', entraron bailando el charlestón en la década de 1920", explica Martignette. El fenómeno se multiplicó y llegaron las coristas del Ziegfeld Follies retratadas por el peruano Alberto Vargas; las elegantes chicas Christy, creadas por Howard Chandler Christy, del que podemos ver ese legado que dejó a la belleza femenina en los murales que aún hoy adornan las paredes del Café des Artistes en Nueva York, o las taciturnas hembras de Earl Moran, el pintor capaz de hacer que las piernas de Marilyn Monroe fueran más bonitas, al menos para ella, que siempre pensó que las tenía demasiado delgadas.

La mujer pin up está en las paredes, ella es la deseada chica del calendario, de los anuncios, del cartel desplegable o las páginas centrales de la revista. Ahora nos resulta extraño que en esa época tan conservadora se permitiera ese arte de tan dudosa moral y la respuesta es sencilla: los directos "beneficiarios" eran los soldados estadounidenses, a quienes se les llegó a instruir en la “difícil” forma de exponer en sus cubículos, aviones de combate, trincheras, de manera oficial las ilustraciones de sus chicas preferidas a través de comunicados oficiales y transmisiones de radio se les enseñaba a ubicar lo mejor posible los calendarios, tapas de revistas o carteles.
También está el cómic “Male Call”, aparecido en 1943, en diarios de circulación exclusiva dentro del ejercito, eran tiras que salían en “periódicos” para soldados.
Estas chicas eran las "chicas" de los soldados y eran las que estaban a la vista mientras que las "novias oficiales" se quedaban para la intimidad.

Así, cuando la Segunda Guerra Mundial volvió a movilizar a los soldados, estos no quería desprenderse de sus 'pin-ups'. Los cielos se llenaron entonces de chicas guapas y patriotas pintadas en los morros de los aviones por los mejores artistas de cada base aérea con la excusa de que servían como amuletos de la buena suerte, por lo que no tardaron en lucir palmito en las cazadoras de cuero de los pilotos.
 
A medida que la guerra continuaba, las principales empresas productoras de calendarios aumentaron la producción de estas ilustraciones. Toda una época dorada para los ilustradores que comenzó su declive aquel día en el que Pirelli publicó el primer calendario fotográfico en 1964. Pero aquellas chicas siguen ahí, en el imaginario colectivo, porque cómo olvidar a una Bettie Page, aquella 'playmate' de pelo y flequillo negro de la que Hugh Hefner dijo: "Fue una mujer notable, un icono de la cultura pop que ejerció su influencia sobre la sexualidad y las tendencias en la moda, alguien que provocó un tremendo impacto en nuestra sociedad".
No había nada mas emblemático de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, que las chicas PIN-UP. Sus bonitas siluetas podían verse en los costados de tanques, camiones o calendarios, pero los pilotos militares llevaron el arte de las PIN-UP a su edad de oro al pintar estas estupendas chicas en sus aviones (conocido como Nose Art) y hasta el gobierno encargo carteles para alentar a sus soldados. Los carteles mas famosos por su calidad, fueron los de los ilustradores Elvgren Gil y Alberto Vargas, y sus famosas "VargaGirls" sacados de las páginas de la revista Esquire.